viernes, abril 26, 2024
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Cultura, educación, la apuesta para construir paz en Arauca

En la vereda Filipinas en el departamento de Arauca se ubica el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) Villa Paz, donde residen reincorporados de las FARC. Desde allí, la Red de Ética, Cultura, Creación, Ciencia, Tecnología e Innovación para la Paz de la Universidad Nacional de Colombia (Red Paz UNAL) le apuesta a construir paz.

Durante años, la Filipinas araucana, caserío que alberga a unas 200 familias, ha afrontado el histórico olvido de Estado, que se aprecia en sus calles sin pavimentar y en el débil –casi nulo– suministro de servicios como acueducto y alcantarillado, entre otras carencias.

Por su ubicación estratégica ha sido territorio de confrontación entre los grupos guerrilleros del ELN y las FARC, y por lo tanto de una alta presencia y control militar.

Con la firma del Acuerdo Final de Paz, esta zona sirvió como espacio para la ubicación del Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) Villa Paz, donde residen reincorporados de las FARC.

En medio de las dificultades en la implementación del Acuerdo, la comunidad de Filipinas anhela un territorio libre de violencia. Por eso le apuestan a participar en los diferentes escenarios de formación que ofrece la Red Paz UNAL, junto con la Misión de Verificación y la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la Agencia de Reincorporación y Normalización (ARN) y el Instituto Colombo-Alemán para la Paz (Capaz).

Por medio del acompañamiento al proceso de reincorporación, el fortalecimiento de capacidades y el apoyo a procesos de reconocimiento de afectaciones en municipios de Arauca, esta alianza ha desarrollado actividades para apoyar los proyectos productivos y culturales de los firmantes del Acuerdo.

“Fortalecer las alianzas para apoyar los procesos comunitarios en la construcción de paz en los territorios ha resultado en colaboraciones más articuladas”, destaca la profesora Doris Adriana Santos, coordinadora de la Red Paz UNAL.

Para José Domingo Cifuentes, uno de los firmantes que participó en las actividades, la salida al conflicto se encuentra en la cultura: “la cultura es el arte de la paz”. A ese llamado se une otro de sus compañeros, quien asegura que están comprometidos con la paz, y en especial con el rescate de la identidad cultural.

Arte y educación transformadores

Entre las actividades realizadas el pasado viernes 21 de octubre estuvo el taller sobre currículo y ruralidad dirigido a unos 22 docentes de las diferentes sedes de la Institución Educativa Filipinas.

A partir de una propuesta de cartografía social pedagógica, la profesora Santos creó un espacio de diálogo para reflexionar y proyectar el accionar colectivo de los colegios en el territorio.

“Nuestros alumnos sueñan con ser veterinarios, enfermeros, médicos… pero sus anhelos tienen muchas barreras, entre ellas el conflicto armado y la situación precaria de sus familias. A veces es difícil hacer que continúen con sus estudios”, relata uno de los profesores participantes en el taller.

De otra parte, los estudiantes participaron en un taller de teatro y escritura creativa liderado por el profesor Carlos Satizabal, director de la Maestría en Escrituras Creativas de la Escuela de Cine y Televisión de la UNAL.

El docente afirmó que “estos espacios son importantes en un territorio donde la paz está en disputa. Lo que buscamos es apoyar para construir una paz sin adjetivos”.

Fabián Chávez, estudiante de Cine y Televisión de la UNAL, quien además fue el encargado de realizar un taller sobre narrativas audiovisuales a los estudiantes, señaló que “estas regiones han sido narradas por terceros y eso afecta la construcción de identidad que tienen las personas. Por eso son importante las capacitaciones para que construyan sus propias narrativas”.

Integrantes del colectivo Cine Tame, que participaron en el taller, aseguran que el cine es una herramienta de catarsis que potencia las historias de la región.

Según la Comisión de la Verdad, en el Departamento de Arauca habitan 265.000 personas, de las cuales 103.000 han sido víctimas del conflicto armado (se cree que hay otras 45.000 fuera del registro).

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