En la tarde del miércoles 28 de diciembre, los radares de los buques de la Armada detectaron los movimientos de dos semisumergibles que habían salido de los esteros cercanos a Tumaco, Nariño, y que se desplazaban a gran velocidad por el océano Pacífico hacia Centroamérica.
Cuatro unidades de guardacostas salieron a perseguirlos. Alertados, los tripulantes de las artesanales embarcaciones abrieron las válvulas de las naves para tratar de hundirlas antes de que los interceptaran las autoridades, y luego se echaron al agua.
Pronto, los integrantes de la Armada capturaron a los siete ocupantes de los submarinos. Unos eran colombianos; otros, ecuatorianos. Todos fueron puestos a salvo en las lanchas de los guardacostas. Los paquetes de mercancía que quedaron flotando en el mar también fueron recuperados. Los semisumergibles, sin embargo, se hundieron.
Las autoridades calculan que se trata del cargamento más grande de coca decomisado en el último año: 4.570 kilogramos de clorhidrato de cocaína.
De acuerdo con la información de inteligencia, el alcaloide pertenece al frente 30 de las disidencias de las Farc, que tiene nexos con el cartel de Sinaloa en México.
“Con este golpe se evitó el ingreso de más de 154 millones de dólares a las estructuras narcotraficantes del Pacífico colombiano, y el consumo de 11,4 millones de dosis de estupefacientes en países de la región”, aseguró un vocero de la Armada.
En lo corrido del año, las autoridades han incautado en el Pacífico colombiano más de 156 toneladas de clorhidrato de cocaína y cerca de 70 semisumergibles que transportaban los alcaloides.