Un hombre de 47 años de edad, de nombre Gabriel Cortés, se suicidó al mediodía de este martes 10 de diciembre en la carrera 11 #17-22 de la ciudad de Arauca. La víctima se ahorcó, supuestamente, por presiones para que realizara un pago a la empresa donde trabajaba.
“Para quitarse la vida cada quién lo hace de manera voluntaria, pero muchas veces la intolerancia y las presiones de otras personas con conflictos hacen que esas cosas sucedan. Mi tío era una persona honesta y muy honrada.
}Se dedicaba a trabajar en la empresa Freskaleche. A él se le presentó un problema con una de las facturas y se quedó atrasado pocos días con 350 mil pesos, la señora lo presionaba y él acudía a nosotros (familia) para que lo ayudáramos, pero en el momento no pensamos que era algo tan grave. Le dijimos hable con la señora y explíquele. Pero él se dejó llenar de susto por la presión de la señora, aunque con ella también se habló”, explicó Viviana Cortés, sobrina de la víctima.
Cortés indicó que se había solicitado a la propietaria de Freskaleche para que esperara hasta las 3 de la tarde de este martes para pagarle. “No estoy diciendo que la señora lo mató, ni nada de eso, porque él tomó la decisión, pero me parece injusto que la presión de un tercero conlleve a que una persona se quite la vida”, lamentó Viviana.
La sobrina del ciudadano fallecido, indicó que él habló con ella el lunes y le manifestó que no sabía qué hacer, debido a que no tenía dinero.
“La señora (dueña de Freskaleche) me llamó a mi trabajo en la gobernación y yo le expliqué que por favor esperara que hoy (martes) iba a solucionar eso. Pero ella lo llamaba, le enviaba mensajes de texto y tan solo habían pasado tres días”, expresó Viviana.
Viviana Cortés reprochó que la propietaria de la empresa siguiera la presión cuando ella se había comprometido a pagarle. “Ella lo trataba mal (…) Ahí es donde yo le pregunto, ¿300 mil pesos compensan una vida?”, cuestionó antes de indicar que a la víctima ya le habían quitado las rutas repartidoras.
De igual manera, Adriana Cortés, psicóloga sobrina de Gabriel, indicó que “él buscó ayuda psicológica, pero se vio marcado tanto por el menosprecio de la señora. Ya presentaba estrés por el acoso laboral. Más que todo fue por el maltrato, él no tenía tranquilidad”.
“Hablábamos con él, pero fue tanto el impacto psicológico, la afectación a la parte moral, hasta tomar esta triste decisión. Una de las cosas que lo conllevó a tomar esa decisión fue el acoso”, comentó Adriana, quien aclaró que la víctima no tenía otros problemas.
La familia señaló que dejan el asunto en manos de Dios y por ahora no han tomado decisión sobre acciones judiciales.