Mandó a matar a Karla Stefanie Romero Quintero porque lo abandonó, un juez ordenó detenerlo, pero Nicolás Maduro lo ascendió. Manuel Salvador Parra Ramírez, excomandante de la Guardia Nacional en Guasdualito, logró el grado de teniente coronel. El Tribunal Supremo de Justicia frenó la causa para que haya impunidad.
Parra pertenece a la II Promoción “Batalla Mata de La Miel”, de la EFOFAC, año 2003, la misma del torturador Alexander Enrique Granko Arteaga, director de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).
El 9 de mayo del 2018 fue asesinada a tiros, por dos motorizados, en el sector Pirineos de San Cristóbal, estado Táchira, la joven Karla Stefanie Romero Quintero, de 29 años de edad, quien era estudiante del cuarto año de Derecho en la Universidad Católica del Táchira. Inicialmente se creyó que era un robo, pero con el tiempo empezó a surgir una hipótesis escabrosa y terrible, un hombre celoso, que se creía poderoso y protegido le quiso hacer pagar caro el rechazo de la chica.
Los sicarios que asesinaron a Karla son Jaiver Enrique Velasco Colmenares (quien usa la identidad falsa Arturo José Gómez Vásquez) y, quien conducía la moto, Enderson Daniel Hernández Vargas. Ellos mencionaron como autor intelectual al mayor de la Guardia Nacional Manuel Salvador Parra Ramírez, quien entonces estaba adscrito al Destacamento de Frontera 353 de Guasdualito, estado Apure. Por el sicariato habría pagado 11 millones de pesos (3 mil dólares americanos).
Parra Ramírez le habría pedido a un subalterno suyo en Guafitas, estado Apure, el guardia nacional Ledinsson Berkley Becerra Castillo alias ‘El Mono’, que le consiguiera a alguien que ejecutara el asesinato de la joven universitaria, con quien había tenido amores durante un año. Becerra contrató a Wilfrid Andrés Tovar Landetta, quien se encargó de ubicar a los dos sicarios.
El Ministerio Público estuvo representado por Lissette Caraballo, fiscal nacional en materia de Femicidio. La Juez Peggy María Pacheco de Araque. Ellas en realidad hicieron muy buen trabajo hasta que el presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ordenó que le enviaran a él ese caso donde el señalado como presunto autor intelectual es el ahora teniente coronel Parra Ramírez.
El 15 de octubre 2018 la Juez Peggy María Pacheco de Araque emitió orden de captura contra el oficial por el delito de Femicidio. Pero él no se presentó y no hubo autoridad que lo obligara pues es un protegido del poder, ya que pertenece a la Guardia de Honor Presidencial; él por fin va a la Audiencia de Presentación el 14 de agosto 2019.
Claro, ya habían pasado cinco meses desde que el 6 de marzo 2019 el presidente del TSJ, Maikel José Moreno Pérez, ordenó que el expediente lo sacaran del estado Táchira y lo enviaran a Caracas donde permanece engavetado hasta que llega al tribunal de Primera Instancia en Funciones de Control Nr. 06 del circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Miranda, con sede en Los Teques, a cargo de la Juez Adriana Castro Torres.
Manuel Salvador Parra Ramírez es un hombre casado que enloqueció por una joven universitaria. Fue un año de amores, hasta que la joven le dijo que no quería seguir, ella quería formalizar su relación con Juan Miguel Casanova, que estaba soltero y sin compromisos. Pero Parra era un hombre que derrochaba influencias, había estado durante muchos años en Casa Militar, junto al poder, entre los hombres de seguridad del entonces presidente Hugo Chávez. Para ese 2018 era comandante en Guasdualito, estado Apure. Le había regalado un costoso teléfono e incluso le dio parte del dinero para que comprara un vehículo.
No aceptó un No por respuesta de la joven. Los registros telefónicos le indicaron al Cuerpo de investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) que él la llamó infinidad de veces, le enviaba mensajes y empezó a acosarla. Usaba una de las tres líneas telefónicas que tenía para ello, pero también se comunicó con quienes intermediaron para el sicariato. Fue a San Cristóbal y le pidió a la joven que se vieran, quizá con el cuento de “por última vez”.
Es así como el 28 de abril 2018, acordaron verse en un restaurante. Karla se presentó con un sobrino y un primo. Ella le contó después a su familia que en una mesa contigua había varios hombres a quienes el militar les pagó la cuenta con la excusa de que eran sus escoltas, pero no estaban uniformados. Esos hombres la habrían seguido desde entonces.
Uno de los sicarios que está preso contó que el asesinato se había planificado para el 5 de mayo, día en que el oficial tendría una coartada y por ello publicó una foto con su esposa declarándose amor eterno. Pero Karla estaba en La Fría, a unas horas de San Cristóbal, y los sicarios no pudieron matarla ahí, hasta que lo hicieron cuatro días después cerca de la residencia de la joven.