Los 200 habitantes de las veredas Troya y Cubugón, del municipio de Toledo, en Norte de Santander, se mostraron preocupados por el rápido avance de la mancha de crudo en el río Cubugón, tras un atentado perpetrado por el Eln contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas, que en las últimas horas llegó a las aguas del río Arauca y contaminó su fauna, según reportó Ecopetrol luego de hacer un sobrevuelo en el límite de ambos departamentos.
Cuando la guerrilla dinamitó en la tarde del miércoles un tramo de este sistema de transporte, que atraviesa 328,3 kilómetros del oriente del país, una cantidad del crudo represado cayó a este afluente y abarcó una longitud aproximada de 11 kilómetros, de acuerdo con recorridos aéreos realizados por Corponor.
La unión del Cubugón con otros cauces provenientes de Norte de Santander conforma la cuenca donde nace el río Arauca. Por esta razón, al reportarse la contaminación del hidrocarburo, Ecopetrol instaló barreras de contención en las bocatomas de los acueductos de los municipios de Arauca, Arauquita y de un centro poblado de Saravena, cuyos habitantes se abastecen de este importante caudal..
En este afluente se consiguen bagre, bocachico, orumo y una cantidad de fauna que están en riesgo al entrar en contacto con ese crudo
“En nuestras veredas no se reportaron mayores daños, pero nuestra mayor preocupación está en la afectación que esto pueda generar en el río Arauca, de donde nosotros traemos el pescado para nuestro alimento. En ese afluente se consiguen bagre, bocachico, orumo y una cantidad de fauna que están en riesgo al entrar en contacto con ese crudo (…) Pedimos que cesen estas acciones por el bien de nuestras comunidades y del medioambiente”, indicó Eibar Quiñónez, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Cubugón.
La contaminación del cauce que lleva el nombre de esta población ocurrió mientras los operarios de Ecopetrol trataban de contener la mancha de crudo en el río Catatumbo, en otro punto del departamento de Norte de Santander, donde el Eln arremetió horas antes contra el oleoducto.
Este nuevo desastre ambiental estaría poniendo en riesgo las aspiraciones del municipio de Toledo de convertirse en un importante destino ecoturístico, gracias a su gran riqueza hídrica.
Según su alcalde, Jairo Alberto Castellanos, estas emergencias ambientales deterioran la pureza del agua de los cerca de 200 afluentes, entre ríos y afluentes, que bañan las montañas de esta población nortesantandereana.
“Pedimos al Gobierno Nacional que no nos desampare en estos momentos, en que nosotros íbamos a emprender una estrategia de reactivación económica de cara al posconflicto. Pero esta tragedia con consecuencias ambientales retrasan nuestros esfuerzos y obstaculizan el camino para promover el turismo en esta región del país”, puntualizó el mandatario.