Bárbara, de 27 años, tenía un salón de belleza en su barrio en Caracas, Venezuela. Hace siete meses, se vio obligada a cerrar su negocio porque no podía conseguir insumos básicos, como esmalte de uñas y champú, para que funcione su peluquería. Bárbara cerró las puertas de su pequeño comercio y emigró a Medellín para trabajar, según relató a El Tiempo.
Con la enorme escasez de trabajo, tuvo que buscar su sustento en la prostitución.
Dayana, 30 años, contó al Miami Herald que tiene cuatro hijos. Mientras bebe una cerveza contempla a clientes potenciales que caminan la polvorienta calle a lo largo de barracones de madera, bares y prostíbulos de Arauca, un pueblo ganadero de 260.000 habitantes en la frontera con Venezuela.
Engalanada para trabajar con un vestido de colores brillantes, Dayana dijo que en Caracas era administradora de una planta de procesamiento de alimentos. El Gobierno de Venezuela se incautó de la fábrica y “la saqueó”, con lo que ella quedó sin empleo. Sin permiso laboral, tuvo que trabajar como prostituta en Bogotá. Allí ganaba mejor, pero se mudó a Arauca, porque le es más fácil enviar alimentos a sus hijos que residen en Caracas.
“Obviamente, la prostitución no es un buen empleo, pero estoy agradecida de haberlo encontrado, porque me permite comprar comida y mantener a mi familia”. En una “buena noche” puede obtener entre 50 a 100 dólares.
«Al menos aquí uno puede tomar un desayuno y almorzar», complementó Bárbara.
Un reportaje del diario The Economist estima que unas 4.500 mujeres venezolanas que ejercen la prostitución se encuentran trabajando en Colombia.
Hay alrededor de 1.5 millones de venezolanos que han emigrado al vecino país para quedarse de manera permanente o temporal. Se calcula que el 40 por ciento no cuenta con los papeles migratorios necesarios para estar en regla con las autoridades. Los venezolanos emigraron debido a la asfixiante crisis económica que ahoga a su país, con un pronóstico de inflación para 2017 del 700 por ciento .
CONFLICTOS “Los jóvenes hacen lo que sea para conseguir plata e ir a los bares donde están las venezolanas. Tenemos que hacer algo antes de que esto se nos salga de las manos”, afirmó el exedil del corregimiento colombiano de Bayunca Carlos Amaranto.
Entrevistado por el diario colombiano El Tiempo, Amaranto denunció que en esa población ejercen la prostitución más de 100 venezolanas, y que esto causando graves problemas sociales entre la juventud. En medio de la desesperante situación de emergencia humanitaria,medios colombianos han alertado sobre una «disputa a muerte» por la zonas de trabajo en las calles de las principales ciudades, antes bajo control de prostitutas colombianas y hoy disputadas con las mujeres recién llegadas de Venezuela.
Estas últimas manejan tarifas de entre los 10 y 13 dólares por una sesión de 20 minutos; mientras que las trabajadoras sexuales colombianas cobran entre 13 y 17 dólares por el mismo servicio.
Esto ha generado una verdadera batalla que obligó a las mujeres nativas a bajar sus propias tarifas, en un país que dista de ser una panacea económica, ya que la tasa de desempleo es, en promedio, del 9.6 por ciento .
El pasado abril la corte constitucional colombiana decretó que las trabajadoras sexuales venezolanas tenían derecho a solicitar una visa de trabajo, lo que ayudó a frenar las deportaciones masivas tras ser detenidas por agentes de la ley en Colombia.
La resolución fue tomada, en parte, debido al destino que deberían enfrentar en su país natal en caso de ser expulsadas, además de que las deportaciones en masa violan las leyes internacionales, en lo que respecta a derechos humanos.
Comparación
Una trabajadora en un servicio común (por ejemplo un trío) puede ganar en Colombia 200.000 pesos ( 68 dólares) y eso que es barato. En Venezuela, por el mismo servicio cobraba el equivalente a 10.000 pesos colombianos o 3.4 dólares.
Medicinas
Marili, una exmaestra de 47 años, dijo al Miami Herald que antes le daba vergüenza admitir que era prostituta, pero ahora da gracias por tener un empleo que le permita comprar las medicinas para la hipertensión que necesita su madre en Caracas.
“Somos mujeres que trabajamos para mantener a nuestras familias”, dijo. “Me niego a criticar a nadie, incluyéndome a mí misma. Todas tenemos que trabajar”.
Brasil
Las autoridades brasileñas de Belén y Manaos toman previsiones para recibir a unos 2.000 indígenas venezolanos de la etnia warao. Se calcula que en los últimos meses, unos 30.000 venezolanos emigraron a Brasil.
Profesionales
“Aquí tenemos muchas maestras, algunas doctoras y hasta una ingeniera de petróleo”, afirma Gabriel Sánchez en un local de Arauca.
25 Dólares la hora es la tarifa promedio
ARAUCA Las mujeres que trabajan en burdeles colombianos vendiendo sus cuerpos cobran un promedio de 25 dólares la hora. De esa forma, una trabajadora sexual venezolana en Colombia puede ganar en una hora el equivalente al salario mínimo nacional.
Otras venezolanas prefieren ir a Ecuador, donde pagan en dólares y las que tienen más recursos llegan hasta lugares como Miami y Panamá.
Las trans cobran barato en Cali
CALI La fundadora y representante de la Asociación de Travestis y Transexuales ‘Trans Mujer’, Pamela Montaño, informó que en Cali hay unas 30 mujeres trans que vienen de Venezuela para ser trabajadoras sexuales. “Son mujeres bien construidas que cobran barato, por eso muchas personas no están de acuerdo”, dijo Montaño.
9 por ciento de estudiantes abandona la escuela
CARACAS Miles de niños, niñas y adolescentes han abandonado este año las aulas de escuelas, liceos y universidades en Venezuela por múltiples factores relacionados con la crisis económica, lo que ha activado las alarmas en el sector educativo. El secretario de educación del estado Miranda, Juan Maragall, dijo a EFE que solo en ese estado unos 10.000 menores abandonaron las aulas este año: un 9 por ciento de la matrícula total de primaria y un 13 por ciento de secundaria. Calcula que, en todo el país, 560 estudiantes abandonaron las aulas este año.