La familia Pérez forma parte de la comunidad multiétnica Sapuara, ubicada a orillas del río Guaviare, en el municipio de Barrancominas, en Guainía. Desde esta zona rural del Oriente colombiano esperaron casi cuatro décadas para volver a tener noticias de Miguel Pérez, desaparecido en 1985 en circunstancias relacionadas al conflicto armado.
La entrega digna de su cuerpo fue liderada por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y tuvo el acompañamiento de instituciones y actores comunitarios.
Miguel recorrió casi 2.000 kilómetros para volver a su hogar. El trayecto comenzó por vía terrestre, desde Arauca hasta el Meta; y de allí hacia Bogotá. Desde la capital fue trasladado en avión hasta Puerto Inírida, en Guainía.
El resto del camino se hizo por vía fluvial, a bordo de una lancha con motor 200, cruzando las aguas de los ríos Inírida y Guaviare con destino a Barrancominas. En este último tramo se unió al viaje su hermana Esperanza, quien acompañó el regreso de Miguel al territorio que lo vio partir.
En 2022 comenzó la investigación humanitaria y extrajudicial adelantada por la Unidad de Búsqueda, a través de los equipos profesionales de Arauca y Meta. A partir de este trabajo se estableció que Miguel había sido vinculado a un actor armado y que su fallecimiento ocurrió en el marco de una acción bélica en Arauca.
La Unidad de Búsqueda conoció también que 2012 la Fiscalía General de la Nación y el Instituto Nacional de Medicina Legal realizaron la necropsia correspondiente a Miguel Pérez y posterior a ello se confirmó su identidad a través de un cotejo de dactiloscopia forense. Tras la confirmación, el cuerpo fue inhumado por el Estado en el cementerio municipal de Arauca, donde permaneció hasta localizar a sus familiares.
Además, la UBPD tuvo acceso a un reporte que documenta cómo el Insituto de Medicina Legal implementó una estrategia de divulgación para localizar a los familiares de Miguel Pérez. Por ejemplo, el 12 de agosto de 2019, contrató la emisión de cuñas radiales en San José del Guaviare a través de RCN La Voz del Guaviare con el objetivo de contactar a sus parientes e informar sobre su paradero.
Todo esto basándose en la hipótesis de que ellos podrían residir en esa zona, lugar donde se había expedido su documento de identidad. Pese a ello, no se obtuvo respuesta.
A partir de un indicio territorial compartido por la Corporación Humanitaria Reencuentros —que ubicaba, posiblemente, a la familia de Miguel en Guaviare o Guainía—, la investigación avanzó a través de la consulta de diversas fuentes de información y bases de datos públicas de todo el país. En ese rastreo de información, se encontró una coincidencia: dos nombres que podrían estar relacionados con el núcleo familiar de Miguel.
Por tal razón, se solicitó a la Unidad para las Víctimas los datos de contacto de Faustino Pérez y Carmen Ramírez, nombres que pudieron asociarse con él.
Así mismo, se verificó en la Registraduría Nacional del Estado Civil la vigencia de sus documentos de identidad y último lugar de votación. Estas acciones permitieron continuar con la localización de la familia Pérez.
Fue así como se logró establecer que la familia pertenece a la comunidad indígena Laguna Curvina Sapuara, ubicada en Guainía, una zona habitada por diversos grupos étnicos.
En noviembre de 2024, desde Arauca, la Unidad de Búsqueda estableció el primer contacto telefónico con Faustino Pérez, padre de Miguel, y con dos de sus hijos: Luis Roberto y Esperanza. Días después, una profesional de la UBPD en el Meta se trasladó hasta el resguardo para tomar las muestras genéticas de los tres familiares, quienes confirmaron que, desde hace décadas, buscaban a un ser querido desaparecido.
Las muestras de ADN fueron entregadas a Medicina Legal.
En esa misma visita, la UBPD sostuvo un espacio de diálogo y pedagogía sobre el mandato de la entidad con la comunidad y estudiantes de la única escuela de la zona.
Esto con el objetivo de promover la búsqueda de personas dadas por desaparecidas y motivar a quienes puedan aportar información clave para avanzar en las investigaciones.
En 2023, basado en la información recabada, se ubicó la bóveda donde yacía el cuerpo. Un año más tarde, el equipo técnico-forense de la UBPD adelantó la tercera fase de intervención en el cementerio de Arauca, donde fueron recuperados 18 cuerpos, entre ellos el de Miguel Pérez.
Para confirmar su identidad, se aplicó la metodología de verificación de correspondencia de información post mortem, que consiste en tomar la muestra de ADN en el lugar.
En febrero de 2025, la familia fue notificada. El padre de Miguel confirmó visualmente la identidad a través de una fotografía.
«Al hacer el contacto con sus familiares, hicimos las labores de asociación para confirmar la identidad y también adelantamos diálogos con cada uno de ellos porque el empeño era llegar a este feliz término», expresó Joanny Silva, profesional de la UBPD que lideró en ese momento el proceso desde Arauca.
Justo el miércoles 9 de abril de 2025, Día Nacional de la Memoria por las Víctimas del Conflicto Armado, Miguel regresó al lugar del que partió hace casi cuatro décadas. A su llegada, en la comunidad de Sapuara, su padre, hermanos y habitantes del territorio lo recibieron con una mezcla de incredulidad y recogimiento. El tiempo no había borrado la espera.
Quienes lo conocieron recordaron su infancia, compartieron anécdotas y elevaron cantos bíblicos antes del sepelio, que se dio en el cementerio local. Fue un acto íntimo, marcado por la palabra y el silencio, por la memoria y el duelo.
Su hermana Esperanza habló del peso de la ausencia y de la carga de los años. Su fe, dice, fue lo que la sostuvo: «Tuve momentos de ira y rabia, sobre todo cuando vi los restos de mi hermano, porque no tuve la oportunidad de compartir mucho con él.
Para mí ellos eran como mis hijos y yo como si fuera su mamá. Pero hoy siento que descansé».
Durante la jornada, dos profesionales de la Alcaldía de Barrancominas brindaron acompañamiento psicosocial a la familia.
También se contó con el apoyo de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, actores clave en el respaldo territorial a este tipo de acciones.
La UBPD llegó al Guainía en 2024. Desde entonces, ha podido consolidar un universo de 95 personas dadas por desaparecidas y ha recibido alrededor de 53 solicitudes de búsqueda, entre ellas la de Miguel Pérez.
Esta primera entrega digna de la UBPD es un hito para el departamento, dado que la entidad implementa el enfoque étnico y territorial en todos sus procesos humanitarios y extrajudiciales.