domingo, noviembre 24, 2024
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Muere Benedicto XVI, el «rottweiler de Dios» que sacudió la historia de la Iglesia al renunciar como Papa

El papa emérito Benedicto XVI ha muerto este sábado a los 95 años de edad en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde residía desde su histórica renuncia al pontificado en 2013. «Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano», reza el comunicado oficial de la Santa Sede, difundida en seis idiomas.

La capilla ardiente de Benedicto XVI quedará instalada a partir del lunes 2 de enero de 2023 en la basílica de San Pedro «para la despedida de los fieles» y los funerales se celebrarán dos días después, el jueves 5, en una ceremonia presidida por el papa Francisco, según ha anunciado un portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.

Esta planificación cumple con la regla habitual de las exequias de los papas, que no pueden celebrarse antes del cuarto día de la muerte, pero tampoco después del sexto día, ha informado la corresponsal en Roma de TVE, Begoña Alegría.

La Santa Sede anunció el miércoles que su estado de salud había empeorado de forma repentina en las últimas horas «por el avance de la edad», aunque aseguraban que la situación se encontraba «bajo control».

Las alarmas saltaron cuando el papa Francisco pidió una «oración especial» por Benedicto XVI, al término de su audiencia el 28 de diciembre, en la que mencionó que la salud de su predecesor era extremadamente débil. «Pidamos al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final», señaló también en Twitter.

El secretario personal del pontífice emérito, monseñor Georg Ganswein, había afirmado en repetidas ocasiones en los últimos años que este era como «una vela que se apaga lenta y serenamente».

Primer papa en renunciar en 600 años

Elegido papa en 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, el alemán Joseph Ratzinger se convirtió en 2013 el primer pontífice en renunciar a su cargo en 600 años. Desde entonces permaneció retirado de la vida pública, orando y estudiando, en el convento Mater Ecclesiae, dentro de la Ciudad del Vaticano, donde Francisco le visitó tras pedir la oración por él.

Desde el 2 de abril de 2013, Ratzinger vivía rodeado de su «familia» vaticana, formada por su secretario, un médico, un enfermero y cuatro mujeres laicas consagradas del instituto «Memores Domini», que pertenece al movimiento Comunión y Liberación, que se reparten las tareas de la casa y se ocupan de las necesidades del papa emérito.

Benedicto XVI, que desde su renuncia hace casi diez años apenas abandonó su retiro, prometió permanecer en silencio en señal de respeto por su sucesor, aunque en algunas ocasiones ha reaccionado a algunas cuestiones de actualidad que le afectaban de algún modo.

Perdón a las víctimas de abusos sexuales

La última declaración pública de Ratzinger fue en febrero, cuando pidió perdón y admitió los «errores» cometidos bajo su responsabilidad a través de una carta a las víctimas de abusos sexuales tras la publicación de un informe sobre el asunto.

«Una vez más solo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica», subrayó en un comunicado.

Benedicto XVI, que no destacó por su cercanía como sí hizo su predecesor, comenzó su papado de ocho años entre sonados casos de revelaciones sobre abusos a menores en EE.UU. y otros países del mundo. De hecho, en 2008 expresó públicamente su «vergüenza» y se reunió con algunas de las víctimas, convirtiéndose en el primer pontífice en hacerlo.

Su muerte ha provocado la rápida reacción del canciller Olaf Scholz, que lo recuerda como el «papa alemán»: «Fue un líder eclesiástico especial para muchos, no solo en este país», ha escrito el jefe de Gobierno de Alemania, y ha destacado su personalidad e inteligencia. Otros mandatarios del mundo, como el presidente Pedro Sánchez o su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, han reivindicado su legado. En la catedral de Munich, donde Ratzinger fue arzobispo, han repicado las campanas en señal de luto.

«Pedimos por su eterno descanso y agradecemos su profundo ministerio como papa, sus escritos teológicos y su profundo amor a la iglesia», ha subrayado, por su parte, presidente de la Conferencia Episcopal Española y cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.

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