Para un territorio como el araucano que ha sido protagonista de distintas formas y momentos de la vida nacional, algunas veces para hablar de las regalías del petróleo, de cultura, paisajes y joropo, así como también lamentablemente hablar de violencia y corrupción. Hoy continúa perfilando sus esfuerzos en dejar de lado aquellos hechos que han estigmatizado injustamente a una población que además de inocente se considera capaz de recuperar con trabajo lo que otros le han arrebatado.
Por esto la visibilidad que requiere Arauca para propiciar los cambios que buscan la reactivación de este lado de la frontera con Venezuela, ha generado muchas expectativas los anuncios de los presidentes Petro y Maduro, y mucho más al conocer de este último su decisión de dar apertura de frontera total a partir del próximo 1 de enero de 2023. Como han sido tantos años de inactividad y del desuso de las vías que comunican las dos naciones, para el caso de Arauca el alistamiento que busca poner en marcha el intercambio comercial encuentra una limitante que en el corto plazo condiciona los planes.
El Ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, anunció en el departamento de Arauca una inversión de 30 mil millones de pesos por parte del Gobierno Nacional para adecuar el puente Internacional José Antonio Páez y así dar inicio a la reapertura total en esta zona de frontera con Venezuela, aunque no se precisó cuándo se iniciarían esas urgentes obras.
Pues, aunque los puentes diplomáticos fueron reestablecidos, las circunstancias nos muestran que la realidad es otra y que, aunque se piense con el deseo, la retórica de gobierno sigue siendo insuficiente para satisfacer con soluciones efectivas las necesidades de un departamento que tiene más expectativas de reactivar su economía vendiéndole y comprándole a Venezuela que mover su precaria estructura productiva hacia el interior del país.
Aun así, para prepararse ante esto en la capital araucana, autoridades de tránsito del departamento de Arauca ya han sostenido reuniones con representantes y voceros de las diferentes empresas de transporte venezolanas, en aras de coordinar lo relacionado con la apertura de la frontera terrestre de modo que vuelva a existir un tránsito fluido de transporte de manera regular.
Empresas como Transporte Páez, Cooperativa Cotrasguas, Cooperativa Conductores del Pueblo R.L y Expresos Los Llanos hicieron parte de este primer encuentro. Todas las esperanzas están centradas en que el puente internacional se habilite para ser transitado, mientras tanto de lado y lado de la frontera todos alistan su documentación para tenerla en regla para cuando llega la tan esperada hora.
Al otro lado del río, en la población de El Amparo, estado Apure en Venezuela, se mira con optimismo y esperanza la reapertura de la frontera para vehículos desde el puente internacional José Antonio Páez, ya que esto podría significar un mayor flujo económico por la adquisición de algunos productos de ese país; tal y como se hacía hace más de 8 años, cuando personas de Arauca optaban por calidad y economía comprar allá.
Claudia Gómez, comerciante y habitante de El Amparo, recuerda con nostalgia como para esta época del año, las mañanas eran bastante concurridas en establecimientos tan recordados como “La Navidad”, “El Ampareño”, entre otros, donde decenas de familias araucanas tachaban en una hoja todos los productos de la lista que hacían para no olvidar nada.
Los aguinaldos venezolanos, un joropo, además de la infaltable música de Pastor López y la Billo’s Caracas Boys, inundaban el ambiente en vísperas de la Navidad que se vivía en El Amparo con la llegada de clientes de todas partes de Arauca que desde muy temprano empezaban a llenar su carrito de compras.
Hoy los araucanos tienen más esperanza de aprovechar o disfrutar los cambios que en Venezuela han sucedido, algunos ya se han arriesgado a viajar hacia al interior, cuentan que todo ha cambiado, que lo que alguna vez la prensa internacional contó no se ve por ninguna parte.
Se observa un dinamismo comercial en sus calles, restaurantes con platos de la comida internacional a disposición, calles limpias, vehículos nuevos, se respira un clima de tranquilidad que incluso se percibe en el tránsito por las carreteras venezolanas, pues anteriormente en cada alcabala o puesto de control de la Guardia Nacional o la policía estatal se le exigía documentación al colombiano y era sometido a fuertes requisas, que en algunos casos terminaban en situaciones muy complicadas que siempre se solucionaban con el pago de alguna extorsión.
Pues nada de eso se vive, desde luego hay que pagar en dólares porque la moneda local no sirve para ninguna transacción.
Esto propicia una frontera visible, que lo que no se logró con el rompimiento de las relaciones entre los dos países se pueda reestablecer de manera amigable y tranquila, pensando en los pobladores que como ha sido histórico mantienen un lazo muy estrecho con los venezolanos.
Muchos dicen querer volver a Venezuela a explorar nuevamente y abrirse camino ya con menos hostilidad y con el respaldo institucional de los gobiernos que logren garantizar los derechos de los colombianos.
Así mismo, las negociaciones de paz con el ELN en Caracas también alientan a los araucanos a vislumbrar nuevamente la posibilidad de que se acabe la guerra, y con ella regrese el progreso que tanto le ha sido esquivo.