Andrea Córdoba, hermana del suboficial de la Armada Camilo Córdoba Arenas, secuestrado en Tame, Arauca. La familiar pidió celeridad en las indagaciones del caso.
La petición de la familia Córdoba Arenas para esta Navidad está basada hoy en la esperanza, todo por lo acontecido el anterior martes 13 de diciembre, cuando conocieron lo que pasó con Camilo Andrés, uno de los hijos de la casa.
El hombre, de 31 años, fue secuestrado ese día en Tame, Arauca, cuando se movilizaba en un bus interdepartamental con destino a Chocó (Quibdó) desde Yopal, Casanare. En una de esas vías, cuatro individuos en dos motos frenaron el automotor y, al percatarse de que la víctima era un suboficial de la Armada Nacional, se lo llevaron sin decir para dónde.
Dos días después de ello, nadie sabe de él. Andrea Carolina Córdoba Arenas, hermana del infante, dialogó con Noticias caracol de la voz del cinaruco detalló cómo se enteraron de la noticia.
“El día 13 no supimos más nada de mi hermano, él tenía que estar aquí en Barranquilla este 15 de diciembre. Hablé con él ese día a eso de las 12:50 del mediodía, le mandé un mensaje porque mi hijo es muy apegado a él, y desde la mañana había empezado a preguntar por su tío. Yo lo llamé varias veces y me rechazaba la llamada, entonces me respondió el mensaje y me dijo que no podía contestarme, que cuando llegara a la casa me devolvía la llamada”, contó.
Señaló Andrea que cuando llegó de su trabajo encontró a su mamá desconcertada: “Ella preguntó que si había hablado con Camilo, que ellos tampoco se habían podido comunicar con él, y que un compañero de la armada estaba preguntado que si nosotros sabíamos dónde estaba”.
Fue entonces en la noche del pasado martes cuando se percataron de que el teléfono del suboficial estaba apagado.
“Él tiene una pareja en Yopal y viajó hasta allá para despedirse de ella porque se venía para acá. La contactamos y ella fue quien nos dijo que Camilo había sido secuestrado, porque unos amigos de ella le dijeron que el conductor del transporte donde se movilizaba mi hermano realizó una denuncia, en la que mencionaba que fue detenido en el camino por dos motos, las cuales se lo llevaron”, aseguró.
Luego de eso, aquella mujer les entregó el contacto de un teniente de la institución que estaba llevando el caso: “El oficial nos confirmó que sí había sido secuestrado, que ellos ya estaban realizando el debido proceso y las operaciones para poder encontrarlo”.
Y es que la víctima se dirigía de Yopal a Chocó a buscar sus pertenencias, pues el 14 tenía que estar llegando a Bogotá y luego volaba a su ciudad natal. Además, la hermana del suboficial mencionó que ese teniente les pidió calma, y esperar a que el grupo armado se comunicara con ellos para que comenzaran las negociaciones.
“Hasta el momento no nos han dado ninguna noticia. Nosotros queremos que al menos esas personas que se lo llevaron nos den respuestas de que mi hermano está bien, así sea un mensaje. Mi mamá está devastada y llora todo el tiempo”, agregó la pariente de Camilo Andrés.
Sobre el suboficial Córdoba Arenas se conoció que anteriormente servía en Arauca, que fue asignado a Chocó a finales del año pasado, y que tiene 10 años en la institución, pues a los 21 ingresó.
A su vez, que es el segundo de cuatro hermanos, que nació y se crio en el barrio La Unión de Barranquilla, y que había estudiado contabilidad, pero que por cosas de la vida terminó ingresando a la Armada.
“Un primo le dijo que lo acompañara porque él quería meterse al Ejército, que era su sueño. Cuando estaban haciendo las filas llegó una persona y le dijo que no se inscribiera allí, que fueran a la Armada por la presencia física que tenía y a mi hermano le sonó la idea y realizó todo el proceso”, detalló su hermana.
Un día, de la nada aparecieron varios uniformados en su casa para un par de procesos más y de un momento a otro les tocó correr a buscar el dinero para la escuela, pues nadie se imaginaba que Córdoba Arenas iba a entrar a la Armada.
“Estaba feliz, nos decía que le gustaba mucho, pero no sabíamos que más adelante íbamos a tener que vivir esta situación. Estamos confiando en las fuerzas armadas, esperemos que este caso no lo olviden y hagan todo el proceso”, sostuvo Andrea Córdoba.
Para el hombre de 31 años era orden pedir su permiso en diciembre para pasar 24 o 30 con todos sus allegados. Pero, este año la fecha se hizo más importante: “Él es el padrino de mi hijo y lo venía a bautizar. Los vecinos han venido a preguntar por la situación, porque él es muy querido en el barrio. Incluso nos han apoyado en oración”.
Vale la pena mencionar que las autoridades tratan de establecer si este hecho fue perpetrado por miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en el marco del recién levantado paro armado con motivo de los diálogos de paz.