Un año después del ataque terrorista del Eln contra la Escuela de Cadetes de Policía General Santander en Bogotá, que dejó 22 cadetes asesinados y 68 heridos, las posibilidades de restablecer el diálogo de paz entre el Gobierno del presidente Iván Duque y ese grupo armado ilegal más que estacadas se vislumbran inviables.
Y son varios hechos ocurridos en los últimos días que así lo ratifican. Entre las condiciones del Jefe de Estado para reanudar las conversaciones rotas desde que asumió el poder en agosto de 2018 están que el Eln cese toda actividad criminal contra la infraestructura energética, los ataques contra la fuerza pública, proscriba los secuestros extorsivos y el reclutamiento de menores.
Pero nada de eso se ha cumplido. De hecho, en la última semana de diciembre pasado el Eln liberó a cinco secuestrados, tres menores y dos comerciantes.
La liberación de los menores fue celebrada por la Defensoría del Pueblo como “un gesto de buena voluntad”, pero no así cuando el jefe de ese despacho, Carlos Negret, reveló que por la entrega de los dos comerciantes el Eln cobró un millonario rescate.
A ello se agrega que al Eln se han atribuido un alto porcentaje de los más de 70 ataques ocurridos en 2019 contra la infraestructura petrolera en regiones como Arauca, Casanare y El Catatumbo, además de varios ataques contra la fuerza pública en distintas regiones y que han dejado una decena de uniformados asesinados.
Pese a ello, el alto comisionado de Paz, Miguel Ceballos, ha insistido en que “la puerta para un proceso de paz con el Eln sigue abierta, pero tienen que liberar a todos los secuestrados y cesar toda acción criminal”.
Y como para que no quede duda de la posición gubernamental, así lo ratificó esta semana el propio Duque.
“Nuestra posición frente al Eln no ha sido caprichosa ni terca, ni ha sido una posición de medición de fuerzas, sino basada en argumentos claros”, insistió el jefe de Estado en sus últimas declaraciones a varios medios de comunicación.
“Si el Eln tiene algún interés en poder tener una aproximación creíble con el Estado, tiene que liberar a todos los secuestrados y debe ponerle a fin a sus actos criminales”, ha insistido Duque.
Sin tregua
Más aún, el combate del Estado contra esa organización criminal se ha mantenido al punto de que la fuerza pública reforzó las operaciones militares en zonas con habitual presencia del Eln como El Catatumbo, Boyacá, Arauca, Casanare y Cauca, y más recientemente en el municipio de Bojayá (Chocó) donde esa guerrilla se alió con el Clan del Golfo para defender las rutas del narcotráfico, según dicen las autoridades.
Incluso, apenas tres días antes de culminar 2019 la Policía capturó en Cali a ‘Juan Carlos Cuéllar’, exgestor de paz del Eln en los diálogos que había iniciado con el anterior gobierno en Quito, Ecuador, y luego se trasladaron a La Habana, Cuba.
Su nombre de pila es Tulio Gilberto Astudillo Victoria y es acusado de delitos como rebelión, homicidio, extorsión, hurto, porte ilegal de armas y secuestro. En 2010 fue condenado a 25 años de prisión pero salió de la cárcel en 2017 cuando fue reconocido por el gobierno anterior como negociador de paz.
Tras la ruptura de los diálogos de paz, Duque le pidió a la Fiscalía revivir las órdenes de captura contra al menos once miembros de la cúpula del Eln que permanecen en Cuba. El pedido no ha sido atendido por la isla, afectándose seriamente la relación bilateral con Colombia.
La captura de ‘Cuéllar’ motivó la reaparición de Eliécer Herlintong Chamorro, alias ‘Antonio García’, segundo al mando del Eln y su jefe militar, de quien se dice estaría en Venezuela.
En un video, ‘García’ dijo que ‘Cuéllar’ “asumió el riesgo de mantener la comunicación directa entre el Gobierno y el Eln pese a que su condición de gestor estaba suspendida. Su captura significa otro golpe más, propio de un régimen que hace trizas la paz”.
Con todo, el jefe subversivo afirmó que esa organización al margen de la ley mantiene su voluntad de paz, pero rechaza lo que llama “imposiciones del gobierno” para reanudar los diálogos de paz.
“Nosotros le podríamos colocar imposiciones al Gobierno colombiano, que haga un gesto, por ejemplo, que libere primero los presos políticos, a los dirigentes sociales; le ponemos otra exigencia, que pare el asesinato contra los dirigentes sociales. Pero nosotros no estamos haciendo exigencias, por lo tanto el Gobierno no debe hacer ningún tipo de exigencia frente al tema de las privaciones a la libertad ni hacia las acciones del conflicto armado”, señaló.
‘Antonio García’, además, retomó una vieja propuesta planteada en varias ocasiones por el Comando central del Eln: un cese bilateral ofensivo.
“Nos disponemos a un cese bilateral para cesar en las acciones ofensivas de parte y parte, que cree un mejor clima para el proceso de paz, mientras esto no se acuerde, entendemos que se mantiene la operatividad de las dos partes”, insistió.
Frente a ello, el preside Duque descartó nuevamente de tajo cualquier posibilidad de cese bilateral mientras el Eln no cumpla las condiciones que demanda el Estado colombiano.
“Un Estado no puede tener una aproximación de paz con quienes están en la criminalidad, porque eso sería validar los métodos criminales de esas organizaciones como un mecanismo de aproximación al Estado”, enfatizó.
Con esto el Presidente destacó que el atentado terrorista de hace un año contra la Escuela General Santander “fue un acto dantesco, cruel, vil y ruin que no va a quedar ni debe quedar en la impunidad”.
Es decir, a la vista no existe ninguna posibilidad de que Gobierno y Eln se siente nuevamente a la mesa para hablar de reconciliación.