En el barrio Aures, en Suba, todo avanza con normalidad. Menos en una estrecha casa de dos pisos y de fachada verde que permanece con las ventanas trancadas y las cortinas extendidas a toda hora. Los vecinos aún murmuran sobre lo que sucedió allí el sábado pasado hacia el mediodía, cuando un grupo de policías irrumpió en ese tranquilo sector para registrar palmo a palmo la vivienda. Luego vieron cómo Cristian Camilo Bellón, un antiguo vecino y uno de sus ocupantes, apareció en las pantallas de sus televisores, señalado de ser el autor material del atentado contra una estación de Policía de Barranquilla, que cobró la vida de cinco uniformados y dejó heridas a 42 personas más.
Las autoridades cada vez tienen más certezas sobre la identidad del hombre de 31 años. Una de las pistas claves que siguen los fiscales del caso está en el historial de viajes, que fue conocido en exclusiva por SEMANA. Ya tienen una lista de registros de los recorridos que ha hecho dentro del país pero también al extranjero, reconstruidos a punta de facturas de tiquetes, videos, documentos de migración y análisis del material incautado.
Sobre los viajes este año, que precedieron el atentado en la capital del Atlántico hay varias evidencias. El 13 de enero en la noche habría abordado un bus desde Cúcuta hacia Barranquilla, a donde arribó al día siguiente. Para comprar el tiquete al parecer entregó datos falsos en su identificación. Ya en la Costa, se habría alojado en el sector de Soledad, donde habría permanecido hasta que, 13 días después, ejecutó el atentado.
Pero la Fiscalía también tienen datos de sus movidas previas. En diciembre anduvo entre Medellín, Pitalito (Huila) y algunos lugares del Tolima. Entre abril y mayo, ya se había desplazado hacia la capital del Atlántico, haciendo un recorrido desde Bucaramanga hacia Barranquilla. Después de dos semanas en la costa viajó hasta Cúcuta. Esos viajes los habría hecho en compañía de una persona más cuya identidad está tratando de ser establecida por las autoridades.
En 2016, según las investigaciones, hizo recorridos entre Bogotá y la capital de Norte de Santander. Pero los viajes que más llaman la atención de los investigadores aparecen registrados en los años previos. En septiembre de 2015 compró tiquetes para ir desde Cúcuta hasta Saravena, en Arauca. Y en junio de 2014 se registró una entrada a Venezuela, al estado Táchira. En el país vecino, según los documentos migratorias, habría permanecido durante 3 meses.
Estos últimos movimientos son los de mayor énfasis por parte de los investigadores, y coinciden con los que ya emergieron en medio de las pesquisas de otros ataques perpetrados por el autodenominado Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), en Bogotá.
En medio de las indagaciones por el atentado al Centro Comercial Andino, en el que murieron 3 mujeres, SEMANA reveló que al parecer dos de los integrantes de esa célula urbana habían estado precisamente en Arauca y en Venezuela, donde se presume que recibieron entrenamiento e instrucción en manejo de explosivos, supuestamente en campamentos del frente Domingo Laín del ELN.
Los que por años convivieron con Bellón, en cambio, saben poco. Aures es un barrio sencillo, estrato 3, donde el comercio se mueve bastante y los vecinos, pese a que las casas están muy cerca, casi montadas la una junto a la otra, apenas se relacionan entre sí. Ellos no salen del desconcierto, pues de lejos veían a Bellón como un tipo sin problemas, en una familia normal.
Los Bellón Galindo habitan esa vivienda desde hace varios años. Su madre, niñera de oficio, sale muy temprano a trabajar y vuelve tarde, y aunque poco conversa con los vecinos, siempre saluda amable. Su hermano menor estudia ingeniería y cada tanto saca a pasear a la perra, pero no es de tener amigos en el barrio, al igual que Cristian Camilo.
De él dicen que seguía yendo a la casa, aunque no vivía allí desde hace al menos dos años. Que nunca vieron nada raro en su comportamiento, y que solo de vez en cuando departía en esa vivienda con amigos de la universidad. Todo bajo un manto de normalidad y de tranquilidad.
Lo concreto es que el último viaje emprendido por Bellón se dio en la mañana de este miércoles, cuando salió de la hacinada URI en Barranquilla donde estaba recluido desde el sábado. Rodeado de uniformados, fue embarcado en un helicóptero de la Policía Nacional, en el que fue trasladado hasta la cárcel de Máxima Seguridad de Valledupar, donde permanecerá mientras avanza su proceso por homicidio, tentativa, terrorismo, uso de explosivos y hasta por maltrato animal.
por SEMANA.COM