La Defensoría del Pueblo rechaza los hechos violentos ocurridos el pasado 10 de abril en Tunja, Boyacá, en los que se atentó contra la vida e integridad de la lideresa social Patricia Cardozo.
Una vez sucedieron los lamentables hechos se activó la Dupla de Género de la Defensoría del Pueblo y funcionarios de la entidad se desplazaron hasta el hospital en el que es atendida Patricia Cardoza, en donde se hizo una primera verificación de derechos y de manera inmediata instó a la institucionalidad local a dar respuesta.
Desde la Regional Boyacá de la Entidad se ha venido brindando acompañamiento a la lideresa social con el fin de movilizar la respuesta institucional. El 11 de abril, un día después de ocurridos los hechos, la Defensoría del Pueblo logró que se concretara la implementación de un esquema de seguridad. Sin embargo, resulta lamentable que se deban reportar este tipo actos violentos para avanzar en las medidas de protección.
La Defensoría del Pueblo, a través de la Delegada para los Derechos de las Mujeres y Asuntos de Género, gestionó ante el actual Subdirector de Protección de la UNP, la implementación inmediata y efectiva del esquema de seguridad de la lideresa, compromiso que se concretó con la respectiva asignación de las medidas materiales y además tramitó la asignación inmediata de representación judicial de víctimas para el proceso penal, a través de la Dirección de Defensoría Pública.
Vale recordar que hace algunos días, la Defensoría del Pueblo había advertido la necesidad urgente de implementar las medidas adoptadas por el Comité de Evaluación de Riesgo y Recomendación de Medidas (CERREM), para garantizar la vida e integridad de la lideresa y solicitó el concurso de la Unidad Nacional de Protección (UNP) y los entes territoriales para tal fin.
Finalmente, en el consejo de seguridad y en la sesión del mecanismo articulador de género se definió la ruta de atención del caso. La Defensoría del Pueblo rechazó los hechos violentos cometidos contra las lideresas y defensoras de derechos humanos que minan el tejido social y participativo de las mujeres y la consolidación de sus agendas de paz.
