jueves, marzo 28, 2024
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La frontera entre Arauca y Venezuela: lo que más aterra a los habitantes que bordean el río Arauca es la prohibición de ejercer la economía informal

La difícil lucha de los habitantes de la frontera venezolana con Colombia se perfila con alarma ante las medidas que ambos gobiernos toman para controlar el Covid-19. Es que la vida en la frontera tiene sus propios códigos, incluso en la de El Amparo venezolano con el Arauca colombiano, que es de menor movimiento que la de San Antonio y Ureña con el Norte de Santander, considerada la frontera más viva de América Latina.

En la frontera se convive con una poderosa industria del contrabando, que creció brutalmente en los últimos años, porque a medida que la economía venezolana se deterioraba, la moneda venezolana, el bolívar, perdía su valor ante el peso colombiano. Es así como la desigualdad en el precio de los productos constituye un negocio para cualquier cosa que pase desde territorio venezolano.

Aunque El Amparo es el poblado más cercano del río, en realidad es una ciudad satélite de Guasdualito, capital del municipio Páez del estado Apure, que alguna vez tuvo mucha actividad por la presencia de la empresa petrolera.

En todo el estado Apure la presencia de los grupos guerrilleros, tanto de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de las Fuerzas Bolivarianas de liberación o Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FBL/FPLN), es una realidad que convive con las autoridades civiles y militares.

Un habitante de Guasdualito manifestó  que a la población le dieron permiso para movilizarse en la mañana hasta las 12 del mediodía. “No hay combustible, por lo que tampoco hay tránsito fuera del municipio”.

Afortunadamente no hay hasta ahora, oficialmente, ningún caso de personas contagiadas con el virus chino. “Hay unas personas que llegaron por trochas y las tienen en cuarentena por prevención. El alcalde informó que él está preventivamente en cuarentena”.

Otro habitante de la zona describe que “todo está cerrado, Poco tránsito. Desde hace dos días están permitiendo que en la mañana se pueda salir de 8 a 11. Hay gente que han tratado de cruzar el río pero el ejército colombiano voltean las canoas con loas voladoras (embarcaciones con motores fuera de borda)”.

“El alcalde José María Romero y Luis Tolosa han impuesto medidas severas. Ha continuado el racionamiento de luz. Los alimentos en Guasdualito se están acabando; en algunos sitios grandes, como supermercados, lo que se está consiguiendo es arroz.

Hemos estado surtiéndonos con comida de Arauca, pero ya los pasos están cerrados.

Y anoche (el viernes) el presidente colombiano ordenó cuarentena total incluyendo el Arauca”.
Por otra parte, el profesor Víctor Tapia, director general de la alcaldía de Páez, dijo que ante el ingreso de personal al país “están siendo referidas a unos albergues.

Estamos haciendo el estudio para abrir un cuarto albergue, que se le sumaría al de El Amparo, al de la Unellez y al de la Escuela Aramendi. Es que está llegando gente producto de esta crisis que nos trae esta pandemia, y ellos están buscando retornar a su patria”.

San Fernando es la capital del estado Apure y ahí conversamos con una joven que cumple cuarentena en familia. “Es muy duro todo esto, porque no se consigue medicamentos. Hay comida, pero es difícil para adquirir por los costos. Esta madrugada, después de tres meses, vendieron el gas doméstico. A las 4 y media de la madrugada había que ir. A las 12 del mediodía las personas aglomeradas en una escuela esperando que le entregaran los cilindros de gas, que llegaron casi a las 4 de la tarde”.

Elorza es la capital del municipio Rómulo Gallegos de Apure, en los llanos venezolanos. Allí también se está viviendo el impacto de las medidas. “En las mañanas hay mucha gente en la calle, en la tarde nada, la inmensa mayoría de la gente usando tapabocas”, relata un vecino del pueblo.

A funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y policía del estado, se les ve en las calles y avenidas, revisando vehículos, a toda hora.

“No hay entrega de comida por parte del régimen y eso va creando problemas. Aunado a la escasez de agua potable. Además, bajones eléctricos más o menos 4 o 5 por día. Aquí no se han detectado, o por lo menos no lo han dicho, casos del virus”.

Manifestó como preocupación que “en cualquier rato hay enfrentamiento de la gente del pueblo con los militares y policías. Estamos de verdad en una bomba de tiempo”.

Surcando el Arauca
El río Arauca es majestuoso. Se desliza como una inmensa serpiente, que causa una sensación de misterio y respeto, por no decir miedo. Nace en la cordillera oriental de Colombia, se desplaza por la frontera colombo venezolana, y desemboca en el aún más imponente río Orinoco, en el venezolano estado Bolívar.

El pequeño pueblo del Amparo, ubicado del lado venezolano, toca las orillas del río Arauca. Al cruzar el río, en la otra orilla está la ciudad de Arauca, capital del departamento colombiano del mismo nombre. Es una ciudad bastante desarrollada.

Muchos venezolanos pasan hacia Arauca para trabajos ocasionales, para tratar de vender cualquier cosa en la pujante ciudad colombiana. En un día cualquiera el río Arauca es invadido de canoas, de pescadores, de vendedores, de personas que se trasladan de un lado a otro de la ciudad. La vida de la zona se refleja en el río. Las medidas contra el virus chino han cambiado la situación.

“Me da miedo que si no vendemos nada, no tenemos ni para comer”, confiesa una joven mujer de El Amparo.

Ahora hay activa presencia de funcionarios militares de la Armada colombiana y desde el día de ayer empezó a hacer mayor presencia la Armada venezolana. Se trata de que nadie atraviese la frontera.

Un grupo de personas preparaban una olla con pasta a orilla del río. Venezolanos que hacen trabajos informales. Una de las mujeres venezolanas relata que por pasar el río en las canoas les cobraban anteriormente 2 mil pesos, desde ayer les aumentaron a 25 mil o 30 mil pesos colombianos.

Dice que los funcionarios de la Armada colombiana están trabajando activamente para frenar el tráfico en el río. “Han decomisado motores y canoas. También la (Armada) venezolana está actuando a partir de hoy”.

Sonríe al decir que le tiene miedo por igual a la guerrilla y a los militares. “A Venezuela no podemos volver, porque allá de verdad no nos alcanza el sueldo”.

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