A partir del 1 de agosto de 2018 Cinaruco será una nueva área protegida en Colombia de categoría Distrito Nacional de Manejo Integrado (DNMI). La zona se encuentra ubicada al oriente del departamento de Arauca, en jurisdicción de los municipios de Arauca y Cravo Norte. Su paisaje se caracteriza por la presencia de sabanas inundables, bosques de galería y bosques riparios (que protegen las riberas de los ríos).
La nueva área protegida, bajo la figura de Distrito de Manejo Integrado, alcanza las 332.000 hectáreas. Cinaruco alberga gran biodiversidad de la Orinoquia, contando a más de 68 especies de mamíferos, 178 de aves, 176 de peces, 670 de plantas y 74 de reptiles. Sus ecosistemas de humedales son estratégicos en la regulación hídrica y del clima de la Orinoquia.
Las comunidades campesinas llaneras que habitan la zona han logrado hacer un uso sostenible de los recursos naturales para desarrollar actividades productivas que les proveen un sustento diario; como la cría de cerdo y una ganadería tradicional que no deforesta sino que aprovecha los pastos naturales. Han trabajado como agentes de conservación de los cinco ecosistemas identificados en esta región de la Orinoquia: sabanas inundables tropicales, humedales, bosques de galería tropicales, cuerpos de agua, playas y médanos.
Al proteger las sabanas inundables de Arauca es posible mantener la dinámica natural de los ecosistemas inundables y cuerpos de agua como raudales, lagunas y ríos de Cinaruco y Capanaparo, cuencas binacionales de Colombia y Venezuela. Esta dinámica garantiza los medios de subsistencia de las comunidades campesinas e indígenas asentadas ahí. Asimismo, se preserva la cultura pues la relación entre la comunidad y la naturaleza es uno de los pilares sociales de este territorio.
Los pobladores son en su mayoría campesinos procedentes de Casanare y Arauca, que adquirieron sus predios a través de procesos de colonización de tierras baldías. Además, es un territorio ancestral de los pueblos indígenas Wamonae, Yaruro, Yamalero, Maiben-Masiware y Sáliva pertenecientes al resguardo Caño Mochuelo.
Con la declaratoria como área protegida se minimizan las presiones sobre este territorio, como la extracción ilegal de flora y fauna con fines de comercialización, las quemas, tala selectiva, pesca y cacería no reguladas y la pérdida de la identidad llanera e indígena, entre otras.