Según el reporte oficial, el primer detenido llegó hasta la estación con un trapero, aparentemente inofensivo… salvo por un detalle: en su interior llevaba escondida una cantidad de marihuana que, al parecer, pretendía hacer llegar a uno de los detenidos.
Un mecanismo improvisado, pero que puso a prueba la imaginación de los uniformados.
El segundo caso ocurrió casi al mismo tiempo. Otro ciudadano ingresó para realizar una visita, pero durante la requisa de rutina los policías encontraron varias dosis de marihuana escondidas entre sus pertenencias. Es decir: dos intentos diferentes, mismo objetivo.
Ambos fueron capturados en flagrancia y puestos a disposición de la autoridad competente.
Estos episodios, aunque parezcan anecdóticos, vuelven a dejar en evidencia cómo incluso en espacios controlados como estaciones de Policía se intenta mantener el flujo de estupefacientes hacia los retenidos. Un reto más para la seguridad en Tame.
