El presidente Petro destacó la gravedad del atentado, que afectó a una de las bases militares más estratégicas de Puerto Jordán, poniendo en riesgo la estabilidad de la zona y la vida de militares y civiles.
El ataque, según las autoridades, formó parte de una serie de acciones violentas que el ELN llevó a cabo en la región en los últimos meses, minando la confianza en las negociaciones y aumentando el escepticismo de diversos sectores de la sociedad colombiana.
Durante su intervención, el presidente hizo un llamado a la reflexión histórica, al evocar la figura de Camilo Torres, sacerdote y guerrillero, que es recordado por su compromiso con la justicia social y su búsqueda de un cambio político mediante la lucha armada en los años sesenta.
Petro destacó que Torres, que murió combatiendo en el ELN, encarnaba unos ideales de justicia que, según el mandatario, hoy fueron traicionados por la actual dirigencia del grupo guerrillero.
En su análisis, el Petro señaló que “aquí hubo un sacerdote por las armas en la mano de origen español” que murió en la guerrilla con la esperanza de transformar el país a través de las ideas de amor y solidaridad.
No obstante, Petro lamentó que “de las ideas de ese sacerdote (Camilo Torres) no queda nada en el corazón de quienes dirigen el ELN hoy en Arauca”, al destacar la descomposición moral y política que, a su juicio, afecta al movimiento.
Durante su discurso, Petro señaló que “los que dispararon los cilindros se dejaron ganar el corazón por la codicia”, refiriéndose a la falta de consideración hacia la vida de los jóvenes que atacaron y resultaron heridos en el atentado.
El Ejército calificó dicho ataque como un acto terrorista y señaló que el ELN habría empleado una volqueta para lanzar varios cilindros bomba que estallaron en la base militar. El ataque se produjo a menos de un kilómetro de una escuela con más de 300 menores, lo que destacó el riesgo y la temeridad del ataque.
El mandatario resaltó que, si bien es posible que algunos de los jóvenes que participan en estos ataques no compartan la misma visión de codicia, “quizá no exactamente el joven porque seguramente que lo era que estaba allí en la volqueta o los que estaban allí, sino sus jefes”.
Además, enfatizó en que “cuando se tira el cilindro no se está pensando en esos jóvenes, sino en matarlos”, dejando claro que el objetivo de tales actos violentos es generar un impacto en Estado. “¿Para qué?, para decirle a los jefes: mire, estamos presionando el Gobierno y el ELN no hace la paz.
Cuando no se hace la paz, quien pierde es Colombia”.
De allí las palabras del presidente, pero la mención a Camilo Torres no es fortuita, pues para muchos, tanto en la izquierda política como en el ámbito académico, su figura representa un símbolo de lucha ética, inspirada en la defensa de las comunidades más vulnerables.
El líder, que abandonó su carrera sacerdotal para unirse a la guerrilla, defendió la insurrección armada como una herramienta legítima para enfrentar la injusticia estructural en Colombia.
Como indicó el mandatario, esas ideas fueron desapareciendo, especialmente tras el atentado que dejó varias muertes y numerosos heridos entre los jóvenes soldados de la base militar a manos del ELN; sin embargo, lo positivo para el mandatario y los uniformados, es que el presidente aprovechó su visita al lugar para interactuar con ellos, compartir una comida, recorrer la zona y mantener un diálogo cercano.