Un grupo de 72 sobrevivientes de minas antipersonal, en el departamento de Arauca, crearon una asociación para acompañar a hombres y mujeres, que al igual que ellos son víctimas de campos minados. Además, enseñan desde su experiencia a poblaciones que viven en zonas con posible presencia de artefactos explosivos sobre los riesgos que pueden evitar.
Mientras en muchos lugares del país las bombas, las granadas y los disparos de fusil están quedando en el pasado, en el departamento de Arauca la guerra aún no cesa.
Diversos actores armados hacen presencia en este territorio de los llanos orientales y la población, como en todas las guerras, está en medio del conflicto.
Uno de los vejámenes que ha seguido azotando al departamento, incluso después de la firma de los acuerdos de paz, es el uso de minas antipersonal.
“Las minas no saben de acuerdos” asegura Guillermo Murcia, presidente y representante legal de Asodigpaz, la Asociación de Sobrevivientes de Minas Antipersonal Luchando por la Dignidad y la Paz.
En los años más duros del conflicto en Arauca, entre 160 y 180 personas al año eran víctimas de esta estrategia de guerra que hoy, sigue estando vigente.
Aunque las minas han cobrado muchas vidas en el país y en el departamento, también hay algunos sobrevivientes.
En Arauca, muchos de ellos están asociados a Asodigpaz, especialmente en los municipios de Saravena, Arauquita, Tame, Fortul y Puerto Rondón donde la asociación hace presencia.
Desde hace seis años este grupo de sobrevivientes acompaña a hombres y mujeres, víctimas de campos minados, en diversos procesos para su recuperación.
La asociación, además, realiza conferencias para educar en riesgo de minas a las personas que viven en zonas con posible presencia de artefactos explosivos.
“Los talleres se dan a las comunidades para que estén prevenidas. Se les explica más o menos dónde pueden estar las minas, cómo deben tener cuidado cuando caminan por terrenos que no conocen y que ‘donde hay una mina hay más’, ellas son muy cobardes y nunca están solas. Nosotros nos basamos en nuestros propios accidentes para enseñar, porque muchos pudimos haber prevenido lo que nos pasó si hubiéramos tenido un conocimiento en riesgo de minas como el que estamos dando ahora desde la asociación”, explica Murcia.
Hasta el momento han dado más de 90 talleres y aseguran que su intención, es aumentar la competencia de autocuidado en las personas que reciben la información.
“Las comunidades saben que las minas son peligrosas, casi todos aquí nacimos en medio de una guerra. Sabemos lo que es una bomba, una granada, una munición sin explotar; pero sin la competencia de autocuidado podríamos manipularla e incurrir en un accidente”, asegura el presidente de Asodigpaz.
Los integrantes de la asociación aseguran que las personas que reciben los talleres los escuchan de manera atenta porque saben que son sobrevivientes, “no es lo mismo que venga un profesional -con todo el respeto que merecen los profesionales- a contarles lo que puede ocurrir, a que alguien como nosotros lo haga”, afirman.
Por su parte, Murcia sostiene que ellos no cuentan sus historias con la intención de dar lástima. “Nosotros contamos nuestra historia para mostrarle a los campesinos y a toda Colombia, que esta es una realidad que tenemos, que no es de por allá de la china, de japón o de corea. Es nuestra y está cerca”, asevera.
Gracias al trabajo arduo que llevan realizando durante los últimos seis años estos sobrevivientes que hoy dedican su vida a enseñar desde la experiencia, el pasado diciembre fueron merecedores del premio Camina 2020 y, además, recibieron la acreditación por parte de la Oficina del Alto comisionado para la paz, para poder hacer educación en riesgo de minas en Colombia, de manera oficial.
En 2019, en Arauca hubo 19 víctimas de minas antipersonal.. Para 2020, por primera vez en tantos años de guerra, no se presentó ni un solo accidente por esta causa.
Para los integrantes de Asodigpaz estos resultados son fruto del esfuerzo que la asociación, junto con otras entidades que se dedican a la educación en riesgo de minas, han puesto en trabajar de manera organizada e incansable, por el bienestar de todos los araucanos a los que la guerra, les cambió la vida.
“La mala noticia es que las minas siguen estando ahí e incluso, se siguen instalando”, denuncian desde la asociación.
De los 200 municipios seleccionados en todo el país para hacer desminado humanitario, en este departamento solamente seleccionaron al municipio de Arauca.
Esto porque según los artículos 6 y 12 del Decreto 3750 de 2011, el desminado humanitario solo se puede hacer en zonas con características de seguridad estable y municipios como Saravena o Arauquita son zonas con conflicto activo donde la guerra sigue viva.
fuente elespectador.com