Carlos Soto tiene 16 años. Nació en Venezuela, pero encontró en Arauca el lugar para crecer como deportista. Allí, entre entrenamientos y disciplina, decidió que el tenis sería su vida. «Me gusta mucho competir. Es distinto a otros deportes porque todo depende de ti», afirma.
Su rutina es la prueba de que los sueños se construyen con perseverancia: se levanta a las 6:30 a. m. para entrenar, luego pasa al gimnasio y en la tarde vuelve a la cancha. Estudia de manera virtual para dedicar más tiempo a su preparación. «Lo hago para entrenar más y salir a diferentes torneos». No hay fiestas ni distracciones: Carlos está 100% concentrado en su objetivo.
El camino no ha sido fácil. Cuando llegó a Arauca, no existía liga de tenis, así que su padre la creó. Hoy, gracias al Ministerio del Deporte, Carlos compite en escenarios que antes parecían lejanos.
En Cali debutó en los Juegos Intercolegiados 2025, una experiencia que como «muy buena, cómoda y organizada».
Su sueño es «Llegar a ser profesional y conocer a Roger Federer. Lo admiro mucho por cómo juega, la facilidad y todo eso». Para lograrlo, sabe que no basta con talento: «Hay que entrenar muy duro, dormir temprano y no dejarse distraer. Si están en un deporte, sigan, no lo abandonen», aconseja a otros jóvenes.
