Desde hace cerca de 20 años, Ana Milena Serrano, visita los barrios del corregimiento La Esmeralda, en el municipio de Arauquita, Arauca (frontera de Colombia con Venezuela), para vacunar a la población más vulnerable. Su reto actual: aumentar la cobertura contra el virus de papiloma y la fiebre amarilla.
Santiago tiene 9 años y con valentía, solo frunciendo un poco el ceño como reacción al pinchazo, recibe la vacuna contra el virus de papiloma humano (VPH), la única que le faltaba de su esquema básico de vacunación. Vive en el corregimiento La Esmeralda de Araquita, Arauca, en la frontera con Venezuela, y es un caso ejemplar si se miran las estadísticas de vacunación contra el papiloma en Colombia: solo el 19,5 % de menores de 9 años han sido vacunados, y entre los adolescentes varones de 10 a 17 años, la cifra se reduce al 8 %.
Cuando inició su aplicación en 2012, la cobertura era del 86 %, pero las cifras cayeron al 10,5 % en 2022. Por ello, en 2023 se relanzó la estrategia, incluyendo también a niños entre los 9 y 17 años.
“Siempre se ha asumido que esta es una vacuna solo para niñas y eso es parte de la desinformación. La vacuna del VPH también protege a los niños contra diversos tipos de cáncer y en las niñas se previene el cáncer del cuello uterino”, asegura Salua Osorio, médica encargada del programa de salud en UNICEF Colombia.
“Si no se avanza por igual en la vacunación de niños y niñas no se logrará la inmunidad contra el virus y la disminución del cáncer de cuello uterino, como lo han logrado otros países”.
La fortuna de Santiago de recibir esta vacuna y contar con su esquema completo de inmunización, se lo debe a la influencia de dos personas: su mamá, que cree como nadie en la eficacia de las vacunas y les ha puesto todas las dosis a sus tres hijos, a su debida edad, y a Ana Milena, la vacunadora del hospital que fomenta la inmunización en todo el municipio, contando a los vecinos sus ventajas: “llevar vacunas es llevar vida”, dice orgullosa de su oficio.
“La vacuna del VPH es importante para protegernos del virus del papiloma humano. Debe ser aplicada tanto a niñas y niños entre los 9 y 17 años. A las niñas las protege contra el cáncer de cuello uterino y tiene una cepa que protege a los niños de cáncer de pene y recto ademas se previene la aparición de las verrugas genitales”, explica Ana Milena a Santiago y a Zuleima, su mamá, antes de aplicarle la única dosis requerida. Santiago acepta entonces el pinchazo, solo le pregunta: “¿me va a doler?”, con mucho cariño Ana Milena le responde que será “solo como un pinchancito”.
Ana Milena reconoce que, como Colombia, el municipio de Arauquita también está rezagado en la cobertura de la vacuna del papiloma y también con la de la fiebre amarilla: “ahora que hay la emergencia por la fiebre amarilla, la gente empezó a vacunarse más”, confiesa, y que su reto ahora es aumentar la cobertura de estas dos vacunas.
En Arauca, los municipios que alcanzarían, a diciembre, coberturas útiles de la vacuna del VPH serían Arauca, Saravena y Cravo Norte, otros municipios como Arauquita, Fortul, Puerto Rondón y Tame no llegarían a estas coberturas.
Vocación de vacunadora
Ana Milena no lleva la cuenta de cuántos niños y niñas ha vacunado en los más de 19 años que lleva como vacunadora: “hay días que puedo vacunar a 12 personas, otros que hacemos jornadas de vacunación y vacuno a 25, otros menos.
Hay días buenos, hay días malos, pero siempre estamos disponibles para la aplicación de biológicos en niños, madres gestantes, adultos y adultos mayores”.
Lo que sí sabe es que le gusta su profesión, como auxiliar de enfermería que trabaja en el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), su misión es visitar los barrios rurales para que personas en situación de vulnerabilidad, que no acuden con confianza al centro de salud o no pueden acudir, reciban también su protección contra enfermedades a través de las vacunas.
Ana Milena es además técnica de la cadena de frío que mantiene la eficacia de las vacunas. En el centro de salud de Esmeraldas, Arauquita, UNICEF – con apoyo del gobierno de Canadá- donó una planta eléctrica de encendido automático para asegurar que, con los cortes de luz que pueden ser recurrentes en la región, no se pare el suministro de energía y se pueda mantener la cadena de frío de las vacunas y, con esto, su efectividad. Además de la planta en Arauquita, UNICEF ha entregado 38 plantas más en Arauca, La Guajira, Chocó, Nariño y Guainía.
“Las vacunas se deben conservar a una temperatura de +2 o +8 grados centígrados. Nosotros vigilamos que la cadena de frío no se rompa, esto incluye tomar la temperatura mañana y tarde, todos los días, domingos y festivos”.
El contrato de Ana Milena es para vacunar en la zona urbana y rural. “Voy casa a casa. Hoy estaba en una droguería vacunando con todas las vacunas.
Mi día empieza a las 6:30 am, llego, registro temperatura, saco las pilas, preparo mi termo, miro si hay un usuario que necesite la vacuna en el centro de salud o que tenga una cita, y si tengo pendientes en los barrios me dirijo hasta allá a vacunar. Vamos a ofrecer el servicio de vacunación a buscar los niños que están vulnerables para protegerlos contra enfermedades”, explica.
El trabajo de Ana Milena nunca para: vacunando personas, pero también garantizando que las vacunas siempre estén bajo la temperatura requerida, así, desde hace 19 años: “ya la gente me tiene confianza, soy su vacunadora de cabecera, dicen por ahí”.
Cuenta con orgullo cómo sus hijos también están vacunados. “Acá no es casa de herrero azadón de palo, no. Mis hijos están vacunados.
Mi hijo mayor tiene 18 años, también es auxiliar de enfermería.
Desde niños he sido yo quien los ha vacunado, siempre les he puesto las vacunas. Él mayor tiene el sistema completo a su edad. Mi otro hijo, de 10 años, cursa quinto y tiene las vacunas completas hasta los 5 años y también la de VPH”.
“La educación empieza por casa. Yo los protegí porque los amo, le di ese regalo, es un gesto de amor que tengo con ellos”.
Las barreras para vacunar contra el VPH
La vacuna contra el virus del papiloma humano es una con las menores cobertura en Colombia, pese a su eficacia comprobada para combatir enfermedades como el cáncer de cuello uterino: a mayo de 2025, tan solo el 19,5 % de niñas y niños de 9 años, en promedio han sido vacunados.
Una investigación de UNICEF sobre las barreras de la vacunación en departamentos priorizados como Arauca, Chocó, Vichada, Guainía y La Guajira, donde la cobertura es más baja, encontró que, aunque se observa una tendencia de creencias favorables, aún persiste desconfianza y desinformación hacia la vacunación de VPH, influenciadas por mitos y falsa información. En algunos municipios, principalmente en Arauca, hay madres y padres que creen que la vacuna contra el VPH promueve el inicio temprano de la vida sexual de sus hijas e hijos.
Colombia está haciendo esfuerzos por aumentar la cobertura. El Ministerio de Salud amplió desde 2024 la edad de aplicación a niñas y niños entre 9 y 17 años, adoptó el esquema de una sola dosis para menores sanos y eliminó el requisito del consentimiento escrito para agilizar la inmunización.
Con estas medidas, el Gobierno busca superar las brechas regionales y alcanzar una cobertura superior al 95 %, en línea con la meta de erradicar el cáncer de cuello uterino para 2030.

