El pasado 17 de septiembre, el ELN atacó una base militar en Puerto Jordán, Arauca, dejando un saldo de tres militares asesinados y más de 20 heridos.
Tras lo sucedido, el Gobierno decidió suspender los diálogos de paz con esa guerrilla.
Magda Camacho, madre de Jhoser Stiven Franco, quien fue capturado tras el ataque.
Camacho asegura que su hijo se graduó de bachiller hace dos años y se trasladó a Barranquilla para jugar fútbol; sin embargo, hace algunos meses regresó a Arauca para acompañarla.
Jhoser la transportaba en moto hasta el lugar donde ella toma la ruta diariamente, ya que es monitora escolar.
En su tiempo libre, ambos trabajaban en sembrados de maracuyá. Según la versión de Magda, el 17 de septiembre, Jhoser estaba ayudando al esposo de su tía en un sembrado.
En un momento, salieron de la casa para arreglar la moto del cuñado de Magda y, al dar la curva hacia el Batallón, se encontraron con el ataque del ELN.
«Ellos intentaron detenerse, pero escucharon disparos. Los soldados les decían que se tiraran al suelo, así que se bajaron de las motos y se hicieron a un lado de la carretera. Luego, se acercaron a una casita para refugiarse de la lluvia.
En ese momento pensaron en regresar, pero no los dejaron. Un soldado pidió la verificación de sus antecedentes y se los llevaron al batallón.
La gente decía que no se los llevaran, que eran conocidos de la zona», relató Magda.
Según el testimonio de la madre, su hijo y su cuñado fueron trasladados al batallón, donde recibieron malos tratos.
Posteriormente, les informaron que habían quedado detenidos y fueron llevados a Arauca capital, donde han permanecido en una unidad militar.
«Se realizó una audiencia al día siguiente, pero fue suspendida en dos ocasiones. A pesar de que el juez escuchó testimonios falsos, ordenaron una medida de aseguramiento para ellos.
Hasta el momento, siguen allí. Estamos trabajando para demostrar su inocencia y esperamos que pronto queden en libertad, porque no tienen nada que ver con lo sucedido.
Que pasen por algo tan injusto es realmente tremendo», concluyó Magda Camacho.