Conscientes de los enormes retos que deben afrontar en materia de seguridad, empleo, educación, vivienda, vías de comunicación y sobre en la recuperación de la confianza en la institucionalidad, se posesionaron los gobernadores de Arauca y Casanare, con la presencia, en ambos casos del gobernador de Boyacá, quien anunció la renuncia como presidente del Partido Alianza Verde, para dedicar su tiempo a gobernar a los Boyacenses.
Los tres mandatarios enfatizaron la necesidad de emprender cuanto antes todo un plan que permita que los habitantes de los territorios ubicados al oriente de la cordillera oriental, puedan comunicarse con el resto del País a través de una estable red vial, y ofrecerles el fruto de su trabajo y que estas regiones se conviertan en destinos turísticos por sus paisajes, la aventura, los esteros y morichales, la fauna y sus gentes, que anhelan la Paz.
Ortiz Zorro y Martínez Prada, líderes de Casanare y Arauca, fueron enfáticos en afirmar el apoyo a la industria de los hidrocarburos, como la principal fuente generadora de recursos económicos que se deben dirigir a solucionar los problemas que afrontan las comunidades nativas y asentadas en estas regiones olvidadas por centurias por el centralismo administrativo.
ya manifestaron que ya han adelantado gestiones con empresas del sector y otras compañías petroleras que operan en los llanos, para que en un programa conjunto con el gobierno nacional se establezca una política de inversión económica, en los sectores de mayor debilidad, como el sistema de carreteras, que permita comunicarse a los llaneros entre sí y con los centros de consumo a través de Boyacá.
Renso Martínez, celebró la unión entre los gobernadores de Boyacá y Casanare con Arauca, porque de esa manera se le puede exigir al poder central del Estado, que reconozca la deuda que tiene con esta regiones que lo dieron todo por la libertad de América y que en las últimas décadas han sido el soporte financiero y muy poco han recibido a cambio.
Cesar Ortiz, llamo al pueblo, una vez este le tomara el juramento, solidarizarse y trabajar unidos, abandonar el sectarismo y considerar a los territorios de la vertiente del Orinoco, como el gran potencial que tiene el País, para cimentar la Paz y el Desarrollo.