En el último año se ha registrado un aumento significativo en la cantidad de niños y niñas migrando a través del Tapón del Darién, la porción de selva que separa a Colombia de América Central.
La mayoría de los niños van acompañados por sus padres. Sin embargo, otros son enviados con algún conocido, según informó un reportaje de Testigo Directo.
«Hemos tenido situaciones de que en la selva hay personas que simplemente desisten de continuar. Los grupos los abandonan y ellos ceden a sus hijos a otros compatriotas que van con ellos en el camino», indicó Aristides Gobea, jefe de batallón de Puerto Obaldía de Senafront en Panamá.
«Estamos aquí con nuestros hijos porque queremos avanzar. De 100 personas 90 somos padres de familia, andamos con nuestros hijos en brazos», dijo un padre migrante antes de iniciar la travesía.
Los riesgos
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia alertó sobre los graves riesgos que enfrenta la niñez migrante y las familias que hacen este peligroso viaje, especialmente si se tiene en cuenta que 50% de los niños tienen menos de seis años de edad.
Los riesgos incluyen falta de agua segura, exposición a riesgos naturales, animales salvajes, robos, abuso y explotación.
«Están expuestos a la malaria, al dengue, a mordeduras de serpientes, de arañas. Cualquier enfermedad transmisible puede ocurrirles en el Darién», explicó el portavoz de la Organización Panamericana de la Salud, Guillermo González.
Además, estos menores deben sumergirse al mismo ritmo y condiciones físicas de los adultos. Tienen poco descanso porque cada segundo es un riesgo para perder la vida.