Cuando los periodistas de La Silla vamos a dar charlas, sobre todo por fuera de Colombia, la pregunta obligada siempre es si nos han amenazado. Yo siempre digo, orgullosa (y causando cierta decepción en la audiencia), que no. Que pese a que llevamos ocho años escribiendo artículos que revelan cosas que alguna gente preferiría que no se conocieran, ningún grupo armado nos ha intimidado. Tampoco lo hicieron durante la década en que cubrí el conflicto armado en la revista Semana y El Tiempo. Pero ahora, desafortunadamente, tendremos que decir que sí, que nos sentimos intimidados por el ELN.
Ayer el Frente de Guerra Oriental, liderado de facto por alias ‘Pablito’, que tiene a Arauca como epicentro, sacó un comunicado en el que dice que «La Silla Vacía hace parte de esta matriz mediática difamadora, que además, llaman a golpear el movimiento social para debilitar la guerrilla, tratando de justificar la arremetida judicial y paramilitar que se ha agudizado, contra las organizaciones sociales y políticas de oposición al Establecimiento”.
Lo sacaron a raíz de una historia que publicamos el 19 de marzo titulada “El desgane con el proceso del ELN se siente más en Arauca” y en el contexto de un comunicado para rechazar el envío de más militares a Arauca para combatirlos.
Allí describíamos cómo diferentes organizaciones sociales, que tradicionalmente han tenido alguna afinidad con los postulados políticos del ELN y algunas de las cuales han formado parte de lo que la guerrilla denomina “el frente amplio”, se han mantenido en silencio frente a las conversaciones iniciadas con este grupo armado mientras que en otras regiones, asociaciones semejantes están movilizadas alrededor de lo que está sucediendo en Quito.
Este mismo artículo había sido rechazado públicamente unas horas antes por el Movimiento Político de Masas Social y Popular del Centro Oriente, que pertenece al Congreso de los Pueblos, liderado, entre otros, por el senador Alberto Castilla.
Como lo denunció la Fundación para la Libertad de Prensa (cuya junta directiva presido), “cuando una fuerza rebelde como el ELN les asocia con su enemigo militar (El Estado) deja en condición de riesgo a medios y periodistas».
En general, a los periodistas de La Silla nos da muy poco miedo nuestro trabajo. Pero este comunicado, viniendo de una organización armada y con un récord tan pobre en derechos humanos, nos hace pensar dos veces sobre si mandar a un periodista a cubrir lo que está sucediendo en Arauca o en el Catatumbo.
La Silla, obviamente, seguirá cubriendo a la guerrilla y las estrategias que utiliza para ejercer su poder, así como las negociaciones en Quito. Y lo puede hacer desde la protección que ofrece ser un medio nacional en Bogotá.
Pero un riesgo muy diferente y mayor corren nuestros colegas de la Voz del Cinaruco, en Arauca, contra quienes también va dirigido el comunicado del ELN, que ya rechazaron
Flaco favor le hace a la deliberación pública esta guerrilla, que se precia y aspira a facilitar una negociación entre el Estado y la sociedad civil impidiendo que circule información con la que no están de acuerdo. Ponen en evidencia que la sociedad civil que tanto invocan es sólo la que es funcional a sus intereses.
fuente la silla vacia.com